#21. Autónomo, bueno y/o cansado
Himno indie en el Konex con exquisitos recitales de Anabella Cartolano, Melanie Williams y Los Besos
Hola, ¿cómo estás?
👾 Saludo a los nuevos/as suscriptores/as: Flor, Socios Fundadores, Silvia 🙌🏾 Gracias por los likes, comentarios, compartidas, mensajes y devoluciones face-to-face: Agus, Nacho, Juanefe, Leo 🤗 Gracias, Marina y Ailín (prensas amigas), Emi Castro (fotos), la productora de la que no guardé el nombre y que me guió para volver a la casa de Pipi (gracias, prima, por tu hospitalidad)
📘 Especiales gracias a Juan Carlos, Cele, Vero, Emi, Vir, Rocío, Daniel, Gabi, Belén, Nati, Guille, Davo, ma/pa, Willy, Nacho, Juli y Negri por hacer viajar Bicho sin dueño por Mendoza, La Plata, Santo Tomé, Sauce Viejo y alrededor de Santa Fe 🦟🐜🐝🕷🦗 Recordá que tenés tiempo hasta el domingo 15/12 para comprar mi nuevo libro de poesía en PREVENTA a un precio promocional desde este link: forms.gle/DuVxikSkTZcyFszm9.
ABC
Fui al club del ánimo sin saber que estaba yendo al club del ánimo. Llegué cansado (Leer último apartado: Re-Lynch). De dar vueltas para hacer tiempo. Y comer, para hacer tiempo, facturas. Tiré la gaseosa a la mitad en el tacho antes de entrar a Ciudad Cultural Konex. Las dos encargadas de seguridad, enfundadas en chalecos flúor, relataban un hecho peculiar. Un chico robó un celular, salió corriendo y el aparato se le cayó en la vereda.
Pedí permiso, fui a la boletería y me sentí doblemente habilitado: pulsera rosada y entrada física. Avancé. Me cachearon, que abra la mochila, dijeron. Un desodorante con poco gas, papeles vacíos de la panadería, libros. Vine a leer, dije por dentro y me tragué el chiste. No sabía que, mientras Matías Messoulam aromatizaba el espacio con canciones como “Te quiero llevar” (Palo corazón), yo haría rancho aparte en las tribunas rojas enquistado en las páginas de “Punto ciego”. El libro recoge poemas que Martina Juncadella trabajó con Beatriz Vignoli y publicó
. Picoteé versos y guardé en la mochila. Lo volví a agarrar, de cero, el domingo al mediodía ya en el cole rumbo a Santa Fe. Anoté estas ideas: el camino (la locomoción, los pies), la lengua rota, las nubes y algo de sol.Corazón abierto
A las 18.30, puntual, sube Anabella Cartolano al escenario del Konex. Lo hace a pocos días de un confuso episodio: cuatro integrantes de Las Ligas Menores se alejan. Ella decide seguir con la banda y es objeto de críticas de todo tipo. Hace rato tomé una postura: tratar de entender las dos (o más) partes. Con ese peso, y ligera de equipaje a la vez, Anabella empieza a silbar bajito. “Canciones bajón”, dice que trae. El cielo porteño duda entre llover o permanecer gris, compañero. Parece que elige escucharla con respeto.
Foto: Emi Castro.
Vulnerable, frágil, conmovida, entera. Ana abre su corazón a las canciones nuevas, a sus historias cotidianas que flotan en “Sur”. Así salen a nadar “Parque Chas” y “Atenta”. Eso, ella y su guitarra están atentas. Hasta cuando pifia un acorde parece darle paso inconsciente a una canción que habla del error. Yo trabajo con el error...
Hace unos años hablé con ella por un show en Santa Fe que la pandemia frustró. Me contó que estaba contenta de traer sus cuadros a gente de acá que se los había encargado. También me dijo esa vez que sospechaba qué es lo que le gustaba al público de Las Ligas Menores. “Lo directo de lo simple”, sintetizó.
Todoterreno
Se pueden acercar
no los vamos a atacar
El poema es de Melanie Williams, artista de Bernal. En realidad, es una arenga al público. Pero con el corte de verso ¡PUM! es una apertura al poema con una buena dosis de suspenso. El público se arrima con risas tímidas. Latas de cerveza 473. Familias, parejas, rockeros, indies, fans, yo. Tengo un posible lugar, pero Usted ubíqueme en donde quiera. Yo me decido llevar al medio (de adelante hacia atrás, de izquierda a derecha). Brazos en jarra, miro el espectáculo. Lo elaboro como Zama elabora el alba antes de morir.
Si la memoria me ayuda, el primer recital de mi 2024 tuvo lugar en Mar del Plata. Casi antes de sumergirme en la costa atlántica por primera vez en mi vida (misterio del universo Fish), tuve contacto con sus reductos under. Un sábado 13 de enero fui a Tri. El lugar estaba en mi lista de salas a conocer, junto a GAP, por ejemplo. Melanie abrió una noche que tuvo destino final en el eternamente joven Luca Bocci. Mientras escribía la crónica de aquellos shows, me asaltó igual que ahora la idea de que Williams cuenta la realidad como poeta. (A)firmé entonces, y sigo suscribiendo: “Melanie, con su voz, rompe suavemente el Mar Rojo de olas rítmicas -incluyendo su guitarra- para dosificar la corazonada, el poema que se va hilvana, como haikus, entre algunas líneas de las canciones. Vengo de la calle Chacabuco. Cuánto tiempo más voy a soportar. Sabés lo que quiero. Te equivocaste, es para aprender”.
Foto: Emi Castro.
¡Qué loco! Ruido de ficha cayendo. Posiblemente haya estado en el primer y en el último show del año de MW. Konex fue testigo de varias novedades: la presencia de Valu en teclados junto a la dupla fija de Luki y Chucky, y un par de canciones flamantes. Canciones, como “Puerta sombra” y “Navegando”, que fueron el caldo de cultivo (por el calor, por el resultado) del hit, su hit, ese que desata gritos desesperados de rock, “Solomías”. ¿Y las continuidades? ¿Qué decir de ellas? Una, por su potencia, destaca: el cambio de vestuario instrumental de Melanie. Canta, claro. Toca el teclado durante gran parte del recital. Va al fondo y clava un solo de batería. Se le enciende la lámpara, busca el cencerro.
El club del ánimo
Cuatro varones y dos mujeres suben al escenario con un código en su indumentaria. El color metálico de los atuendos sumado a los movimientos mecánicos les da una apariencia de robot. En un giro quedan de coté. La música los desoxida y da paso al sacrificio de los cuerpos en baile.
Maldita tristeza
no me hundirás
Con un grito desesperado de rock, Paula corta con tanta dulzura. Atravesada por su voz, la música demuestra su naturaleza química mutando por unos segundos a un clima de locura que sintoniza demasiado bien con la extrañísima película que unió a los hermanos Danny y Richard Elfman: “Forbidden zone” (1980). Descubro la canción en los días que Maxi me cuenta que a su hijo lo obligan a saberse de memoria el preámbulo en la escuela. Días en que los portales locales destacan que el Senado de Santa Fe aprueba la Reforma Constitucional. La canción se titula “Un preámbulo” y termina funcionando como un lado B de “Los días que no estás”, solo que aquí Barbi Recanati oficia de invitada, y no al revés.
Tras el exordio, el (último) show (del año) de Los Besos devela su función: armar un collage de caricias (sentencia que tomé prestada del cantautor de Morón conocido como Coiffeur). Paula trama su plan con eficacia. “Hoy somos el Club del Ánimo Centrifugado de angustias y tristezas permanente”. Me recuerda a los primos Manu e Iván Pujol compuestos por el genial Juan Forn y su Tratamiento Pujol para Corazones Averiados.
El público reclama de los animadores y animadoras dosis que van llegado a “Destino” como “Hoy no” y “La cascada de tu pelo enredado”. Pero hay una que me deja cuerpo y bocho en acción. Perate que te copio un pedazo de la letra:
Si yo fuera
tu candidata en la República Argentina
Tal vez sería
la trombonista de una banda metalera
Lo que pida
la mayoría se realizará
Lo que pida
la mayoría se realizará
Yo elijo decir lo que pidas. O, si me dejan seguir eligiendo, me tiro a la repentización -diría un periodista deportivo- de la jugada narrativa maestra de Paula. Fugarse del vos al Usted. Lo que pida (usted), la mayoría se realizará. ¿Sabés cómo se llama? “Canción del ballotage”. Me encantaría reescribir todo, perdón.
Foto: Emi Castro.
Re-Lynch
Esta crónica tiene su ABC: autónoma, buena, cansada. Usted definirá qué tan autónoma (libre de referentes), buena (no de bondad, sino de calidad) y cansada (eso está fuera de duda, pero ahora lo ampliaremos).
Cansado el hombre de musculosa transporta en un carro la mercadería por tres cuadras, junto a su mujer y su hijo, también acarreando. Cansado el niño, cansada la niña, al lado de su padre cansado, luego de cantar una cumbia en karaoke en el choque de Corrientes y Paraná. Cansado el anciano en pose de pedir, ojos cerrados. Cansados los pies de alguien (¿varón, mujer, disidencia?) se escapan de la sucia sábana blanca al “amparo” de un techo o umbral.
Cansado llego yo a la Ciudad Autónoma para cumplir con una promesa vieja que hoy me agarra haciendo malabares mentales y del cuerpo. Llego, como se dice, con el caballo cansado. Pero, me digo, “caballo que no galopa va derecho al pisadero”. Pongo la voz en un lugar seguro, tomo aire……………………………….. el que relincha último relincha mejor.