#35. Interlagos: Visita guiada e inmersiva
Entre-crónica-vista al complejo ubicado en María Grande (Entre Ríos) con los cuatro ojos de dos exploradores santafesinos
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“Che, Agus. ¿Te pinta ir el finde a Interlagos? ¿Conocés?”, pregunto. “Siiii! Fui dos veces, está buenísimo. Vamos!”, responde. Entre paréntesis dejo escrita la sugerencia del corrector de Google: reemplazar “pinta” por “apetece”. Interesante, pero no.
Llega el fin de semana de Carnaval. El sábado tengo agenda completa: al mediodía, la despedida de Iván; a la noche, el cumple de la Chela. Agus va a ver a Vilma Palma. El domingo al mediodía vamos para la terminal de Santa Fe. Encontramos un fluvial al toque. En la terminal de Paraná llueve y encima falta para que llegue el micro que va hacia María Grande. Pedimos un Didi y viajamos con Esteban. Una hora y pico después arribamos.
El viaje
Mojados llegamos a la posada de la calle República. (Dato de color: La calle que conecta con la ruta se llama Avenida Argentina. Si hacemos una cuadra y media de la posada llegamos a República y Argentina). Ezequiel nos entrega las llaves. Ya sabemos que hoy está cerrado Interlagos por la furia del clima. Diseñamos una jornada sencilla: abastecimiento, descanso, visionado del partido de Colón. Esperamos, con ansias, la venida del lunes.
*Lunes. 9 AM: El sol nos da las buenas nuevas. Tomamos unos mates, con las mochilas listas, y vamos rumbo a Interlagos. Decidimos hacer el camino a pie, al borde de la ruta, para sumar una raya más al tigre de la aventura. Ricardo nos recibe gentilmente. Nos remarca que de Santa Fe viene el 70% del afluente que se llega al parque. Nos deja en manos del gerente de lugar. Leandro nació en María Grande, se crió en Tierra del Fuego y vivió catorce años en Buenos Aires, donde se graduó como Licenciado en Economía.
Botes y toboganes
Empezamos la caminata alrededor del parque. El camino circular, separado por colores, nos atrapa. Leandro nos cuenta que enero y febrero son las temporadas altas de Interlagos con 800 personas por día, alcanzando 2.000 durante los fines de semana. Para este año proyectan una continuidad de trabajo. “La idea es empezar a tener servicios que rompan con el agua, para que el parque funcione todo el año”, explica. Además de piletas con lona rebatible, caldera, kayak, cabalgata y parque aéreo, apuntan a la novedad: el kartódromo.
Seguimos atentos la charla, mientras estos cuatro ojos se escapan a los toboganes. Sube y baja nuestra mirada, va y viene de izquierda a derecha, tratando de imaginar el viaje interior de los cuerpos por las tuberías amarillas hacia el agua. Comprobaremos más tarde la diferencia entre los toboganes rulo y los toboganes kamikaze, aunque sus nombres sirven para dar una idea, ¿no? Nunca frena esta barrida ocular del paisaje y caemos en los tres laguitos. En uno andan los kayak, en otro los botes hidropedales, y en el tercero habrá bicis de agua. Tenemos que googlear, obvio, para hacernos la imagen. Una suerte de esquí, con estabilizadores al costado. “Son los primeros en el país”, nos anoticia el gerente.
Para adelante
Nos desplazamos por los círculos de colores que ofrece el inmenso parque. La sombra dice presente cuando arribamos a un sector parquizado recientemente, en el que se plantaron más de 600 árboles. Vemos una pileta repleta de niños y niñas a nuestra izquierda, y un sector donde se reúnen las familias a descansar, jugar y comer. Pero la pileta tiene un detalle: bien arriba, la corona un enorme balde. De repente, la sorpresa invade el lugar… ¡y cae el famoso baldazo de agua para delirio del público piletero!
En esta zona se está armando la granja educativa. En verano reciben escuelas y clubes. La idea es romper la estacionalidad. Por eso, para este invierno, desean concretar el sueño de la granja educativa en Interlagos, ya declarado área natural protegida. “No sólo para el cuidado de los animales, sino también para la visita guiada de la flora y la fauna”, comenta Leandro. “Viene gente de ciudades grandes: mientras más cemento, menos animal. Y a los chicos les encantan los animales”.
Dijo Sabina que “bailar es jugar con los pies”. Nuestros pies bailan, juegan. Paramos las antenas oculares y sonoras en las seis cabañas. Nos enteramos que se está por largar un loteo (270 lotes), una vez que se ponga el tendido eléctrico. Me acuerdo de un poema de “Bicho sin dueño” que habla del tendido eléctrico. Pero lo que más me resuena es una frase: el patio de tu casa es el parque. Cierro los ojos, sueño. Sueño que soy una porción de río que viaja dentro de una cañería hasta desembocar de jeta en mi realidad.
Cuerpos en acción
*Lunes, otra vez. A eso de las 11, decidimos dejar nuestros humildes bártulos en un quincho e ir a los toboganes. La travesía empieza con una lógica que se desarma al toque: el nivel de dificultad. Vamos de unos a otros según nos guía el fuego zodiacal. Luego de una decena de lanzamientos de todo tipo, perfilamos a los toboganes rulo. Hago caso al instructor y apoyo mis manos en la nuca, flexionando los codos delante de mi rostro; las piernas cruzadas. Protejo mis zonas sensibles, pero esta última vuelta me deja más reventado. Soy un autito chocador modelo ‘86. Mi bocina es un grito entre el aire y el agua. Soy un adultomóvil chocador… ¡Splash!
En el medio incursionamos en los botes. Pedaleamos de lo lindo mientras disfrutamos del paisaje, como demuestra el video:
Pasado el mediodía, vamos al comedor. Degustamos una picada muy completa con la compañía de fierro de una coca de litro y medio. Hecha la digestión (o casi), volvemos a los toboganes. No aprendimos nada. Con el cuerpo cansado, nos acercamos al parque aéreo. Nos colocan el arnés para hacer los juegos de cinco niveles. Subo las escaleras, decido “bajarme” del plan avergonzado. Agus, orgullo del clan Pez, hace los dos primeros niveles. Es un artista de las alturas. Baja después de completar el nivel 2 y encara hacia la tirolesa. Lo acompaño otra vez. Subimos los escalones que están más allá de los toboganes. Me vuelvo a “bajar”. Y bajo compungido. Agustín cruza los lagos volando de aquí para allá. Me pregunto qué crucidramas irá resolviendo en su trayecto por los aires de María Grande.
🎶 Playlist interlacustre
Durante toda nuestra estadía en Interlagos nos envolvió una muy buena selección musical de clásicos internacionales de los ‘80. Eso se agradece por dos motivos: 1. nuestros consabidos gustos musicales; 2. la “burbuja” que genera no escuchar todo el tiempo la “música de moda”. Es una sensación necesaria de lejanía (en un lugar tan familiar), de perderse para encontrarse. A modo de gratitud, convido algunas canciones que nacen de las distintas articulaciones del texto (tejido vivo, nunca lo olvide, mi amigo/a). Como se dice ahora matchean.