#8. ¿Qué sos del arquitecto Pez? ¡Qué buen tipo!
Celebración de la vida de mi viejo en su cumpleaños
Hola, ¿cómo estás?
👾 Saludo a los nuevos suscriptores/as: Facundo, Maru, Ignacio, Gloria, Verónica, Mariana, Lena, Erica y GP 🙌🏾 Gracias por los likes, comentarios, compartidas y mensajes: Ignacio, Fer, Héctor, Fran, Chela y Lau 🥰 Gracias por la edición del audio, Damián ☕ Recordá que podés regalarme un cafecito al final de este envío.
árbol adentro
Hoy cumplís años. No importa cuántos. Otro diez de septiembre y vuelvo a sentir que, en esta agotadora carrera contra el tiempo, podemos disfrutarte una temporada más. Hablo en segunda porque esta newsletter tiene la particularidad de dirigirse a uno de sus asiduos lectores: mi viejo. Vuelvo a la tercera para desarrollar el personaje, mejor, para moldearlo con su arcilla. Hay un dato. A unos meses de haber pasado yo la curva de los 18, papá llegó a los 55. Eso, ¿inconscientemente?, activó una nueva cronología: ¿cuánto tiempo más que tu padre habitarás esta tierra?
Juancito murió el 22 de agosto con la masacre de Trelew en la televisión. Era peronista sabalero descendiente de sirios
entra Reconquista, mi poema inédito que le dediqué al abuelo Juan para hablar, entre paréntesis, de papá. Juan Pez, completando la idea, falleció a los 55. Ni yo ni mis hermanos lo conocimos. Nuestros recuerdos borroneados son la sombra de lo que su hijo, nuestro padre, nos contó.
Mi otro abuelo, Honorio Luis, nació un día antes que papá. Un 9 de septiembre pero muchos años atrás. Algo de esa tradición -esa obsesión del azar por ritualizarse- perdura en el nacimiento, dos días después del abuelo Noro y uno después de papá, de mi sobrina Lucía. La única de los mencionados que vino al mundo en el siglo XXI.
Será por eso que a medida que septiembre avanza sobre los restos de agosto, se me agolpan las palabras. Me pregunto cuántos poemas buenos le habré escrito a papá. Advierto al toque que en el libro inédito que vengo prometiendo desde 2020 hay referencias a él en diferentes textos, además de Reconquista y Copiloto. El viejo está en poemas con temáticas tan diversas que van de la mudanza a Colón. Lo sé: seguirá estando.
Perdón, Pepo
En la pandemia no pudimos festejar varios cumpleaños. Uno de ellos, el mío. Nos la ingeniamos de algún modo. Celebración al mediodía, barbijos y distancia, mates separados (al ritmo de esta canción). Una trampa (hecha la ley…), un cumpleaños con un vecino nacido también un 8 de abril.
No era raro apantallarse en la pandemia. Admito haber asistido a varios Zoom y Meet. Entre talleres para periodistas, grupos de encuentro con otros/as comunicadores/as y agentes de prensa, clases y reuniones, se filtró una chance que estaba fuera de los planes. Ahí fui.
La cantante y poeta Paula Trama daba un taller de escritura de canciones que amé y voy a recomendar siempre. Sobre todo, para nuestra tribu, la de los tímidos y las tímidas. En pocos espacios exploré tanto la voz (no demos vueltas: canté) como ahí. Mis cantos habrán sonado a copla o blues, andaba tristón. Una clase, Paula nos propuso elegir alguna canción y lanzarnos al cover. De entrada hice lo que haría cualquiera. Me tiré a la pileta de mi emblema: El salmón. No pude enfrentarme a ella y llegué a una canción chiquita que me convidó calidez y confianza. Está en el disco solista de Pepo San Martín (cantante de Científicos del Palo), Ministerio del interior. Pepo se la escribió a su padre. Yo hice unos retoques, me la apropié y se la regalo a papá con un mood poético.
Un día como hoy
Qué difícil decir algo nuevo un año después. Imposible, al mismo tiempo, repetirse por completo, como si uno o su memoria fueran inalterables. Entro a Facebook, tengo casi cuarenta. Me gusta lo que aún conserva. Cumpleaños. Recuerdos. Gente del pasado. Unos cuantos muertos. Me asusta. Repaso (paso a la segunda de vuelta):
Hace un año te dediqué una foto y el fragmento de Civilización, preciosa canción de Moris y su hijo Antonio Birabent. Agregué: “Grande viejo, leyenda viva, horizonte. Yo estaré y yo seré siempre para vos, y ojalá como vos”.
Hace tres años desempolvé una foto con mis lanas-2005 y él. El copy incluía esta info: “Sé que tengo mucho de vos, viejo. La timidez (guerrera), el llanto a flor de piel, las letras. En cada rincón de la ciudad, hay algún alumno o alumna que pregunta: ¿qué sos del arquitecto Pez? ¡Qué buen tipo!”
Hace siete años escribía un texto. Arranque promisorio, aroma a principio de autobiografía. Este va entero: “Acá se resumen varias cosas. Papá, sabalero, con la copa de vino para acompañar el asado. El hombre que, además de darme nombre junto a mamá, bautizó Peces en el Aire. La biblioteca de fondo. Sí, ya sé, faltan las plazas de la niñez. Los mates que yo de chico decía pano. Los abrazos justos. Las mañanas que íbamos al ABC a hacer las compras y comprábamos unos panchos al mediodía. La militancia silenciosa de un gran laburante, que se hizo camino al mundo cuando se vino de su Reconquista natal a Santa Fe, para estudiar Arquitectura, forjarse como profesional y docente, y aprendió a ser padre junto a su compañera de vida, mi querida vieja Graciela. ¡Feliz cumple, Leti, viejo de mi corazón, amigo!”
Hace nueve años te descubría hombre-del-viento / de oficio cantor / y gorriones en el pecho.
Hace once años te regalaba un poema que hoy llenaría de tachones y abrazaría. Todo junto sin parar. Nombraba a Georges Brassens y Octavio Ocampo. A Filloy, Le Corbusier y Kordon. Reconquista, Mendoza, Bélgica. Decía que en la arquitextura de tu voz / esa que recita poemas breves, tenues, juguetones / verdes hojas de la planta de lima / que es el lenguaje AHÍ ESTÁS vos. ¡Pucha! ¡Ahora que lo copio y lo pongo en sistema le agarro cariño!
Hace unas horas largué por escrito, entre otros caracteres, algo que de tanto pensar amenaza con ser manía: “Estamos grandes: padres, hijos y perros. Sabemos que la vida no es joda. Por eso agradecemos un año más y tantos detrás”.
Freno.
No quiero scrollear más. Se me va a pasar el día de tu cumple, pa. Solo quiero contarte que siempre voy a tener algo más para decir de vos (¿te acordás de ese día, esa noche en Ezeiza haciéndome el aguante?) cuando me cruce con alguien en la calle y me diga: ¿Sos el hijo de Héctor? ¡Pero qué buen tipo!”.