#30. En un bote a remo con Pedro Mairal
Primera parte de un encuentro con el escritor argentino bajo la excusa de zambullirnos en “Maniobras de evasión”.
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Escapándome
Pedro Mairal se está uniendo a la conversación. El fundido a negro de la pantalla se embaraza con el rostro del escritor bonaerense. Hace unos días terminé de leer “Maniobras de evasión”, reeditado en el marco de la Biblioteca que lleva su nombre y apellido por Emecé/Planeta.
Me parece razonable empezar por ahí: por el olor a clásico que desprende el asunto para un tipo joven (de edad y de impronta). Pedro une imaginariamente títulos de su bibliografía y anota en el aire la sentencia: “Es una gran responsabilidad porque la mía no es una obra programática”.
Entre el honor por el reconocimiento y el encanto con el arte de tapa de Gastón González, Mairal se embarra, con categoría, en la idea anterior: “Esa especie de impunidad con la que yo estaba escribiendo siempre, quizá me inhibe un poco. Pero no puedo escribir obligado ni pensando en esa responsabilidad. Escribo escapándome”.
Juego serio
Explora el método, traza el camino, que cada pieza le pide. Es “un buscador de esos que no se conforman”, como Dárgelos supo escribir en privado para cantar en público. Parecido a la víctima sacrificial de Babasónicos, Pedro entiende a la literatura como un juego invisible y paralelo en el que simula trabajar. “La escritura es un bote a remo, nunca a motor”. Saca la frase con una red que fue al fondo del río. Antes salieron camalotes, residuos y mojarras. Pero todos nos acordaremos de ahora en más de la figura del bote a remo.
Rema, rema, rema. Crear es el resultado de la combustión de tinta y tiempo. Tinta y tiempo. Tinta y tiempo. “El libro es sólo el tiempo / un tiempo mío entre todos mis tiempos”, escribió Sabines. “Siempre tenés que sentarte y escribir: una frase después de la otra, Leonardo”. Rema, rema, rema.
Crédito: Xavier Martín
La duda, vuelve a pescar Mairal, es necesaria. “Preguntarse si está bien o no lo que escribo me mantiene vivo y mantiene viva mi escritura”. Y el juego asoma como un diálogo con la forma. Pone el ejemplo del soneto. Lo compara con una “cárcel de máxima seguridad” (¿de dónde saca tantas comparaciones este hombre?, me pregunto asombrado). Incluso ahí, “le tirás la pelota a la forma para que te responda”.
Escribir es un juego serio, como el de los chicos. “Si te dejás acaparar por la vida diaria y la realidad circundante, no escribís nada. Tenés que creer que ese mundo en el que está jugando tu cerebro es un mundo real”.
🎮 Cuando leo un nombre, juego…
🎁Bonus
En su nombre está cifrada la palabra PODER; en su apellido, LA RIMA.
Un limón petrificado
Qué linda mentira
Además de ser una periodización del escritor-en-progreso, la medida de un paso del tiempo extremadamente particular, “Maniobras de evasión” permite el rótulo de bitácora. Es, podría decirse, el soporte de un caudal de anotaciones al margen de una obra mayor. Y el autor tiene una actitud generosa con la comunidad lectora. ¿Por qué? Porque brinda detalles de su metier. Sobre todo, para aquellos escritores solapados, que leemos con el secreto afán de embebernos del método ajeno cual clorofila.
Mairal ordena sus dispositivos de escritura con una frase capital: “mi patria es mi laptop”; de todos modos, lo que se le ocurre también va a parar a un cuadernito.
“Es muy lindo escribir a mano: baja toda la ansiedad de la hiperconexión. Realmente es algo primitivo, cercano a lo físico, la caligrafía, la relación con el papel. A veces, tengo la tentación de escribir una novela así, pero no puedo. Soy muy desprolijo con el avance de la frase; corrijo mucho para atrás y tengo una escritura muy recursiva. Pero el cuaderno da una idea de algo más íntimo, permite una escritura más suelta con una demanda menor de hipercorrección. Total, esto no lo voy a publicar. ¡Qué linda mentira!”
Ahora Pedro es un viajero del tiempo. Cae en el año 2003, 2004. Bienvenidos, bienvenidas a la era de los blogs. Si fuera un documental, estaría doblado al español latino con su voz, que diría algo así: “La gente escribía como en cuadernos sin una pretensión literaria. Creo que eso le hizo muy bien a la literatura. Surgió una generación que encontró una voz propia escribiendo en estas plataformas. Cada generación tiene que encontrar su voz, tiene que desprenderse de la tradición. Los blogs fueron un lugar donde se canalizó una escritura un poco más cercana a la lengua hablada. Eso le dio bastante vitalidad a la escritura”.
🎶 Playlist
Como regalo, van los primeros acordes de una selección musical de
que llegará a su forma final en la próxima entrega:
Qué interesante Leo! No lo leí todavía, me diste ganas.
👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼