#27. Derivas pop III: La fuerza de la raíz o la raíz de la fuerza
Tercera -y no vencida- escala de cruces y préstamos lingüísticos en la cultura rock
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Si me permiten
En el último newsletter -incrustado debajo de este texto- decía: “Desde que me mudé, no tengo diccionarios en el departamento. Tengo sí un Larousse despatarrado, pero andá a saber dónde lo dejé. Cuando me mude, me enteraré (o lo daré por perdido). Entonces, lamento asumir la derrota de buscar en Google”. Ayer visité a Santi, joven librero pero como los de antes. Hablamosdelibros. Compré el último de Martín Prieto (pronto hablaré de él). Santi me dijo: “Leí el último Bicho. Dijiste que no tenés diccionario. Tomá. Un escritor tiene que tener diccionario”. Y me obsequió el Diccionario de uso del español de María Moliner. Dos hermosos tomos que no sé cómo -aunque sí sé por qué- metí en la mochila hasta casi desfondarla. Estos gestos me emocionan y me cuentan que las cifras son reales, que estas crónicas se leen y que la literatura es un acto de amor. ¡Gracias por hacerlo visible!
Raíz
Por ser el número #27, el número maldito del rock según dicen, me pareció oportuno retomar las Derivas pop. La última fue allá tiempo y hace lejos como dijo Iván Noble en el número #12, la anterior en el #7. Y siendo, el 27 múltiplo de 3, cierra por todos lados, no?
Resulta que según el documento de Word que alojo en mi Google Drive con el nombre Derivas pop, esta es la primera de todas las derivas. No diría que sea la primera que se me ocurrió, sino más bien la primera que escribí. El gesto no es menor: fue la que habilitó el paso de la cháchara al proyecto. Los registros de mi memoria indican que anoté dos frases que me sonaban de un mismo linaje, articuladas por una palabra común: raíz. Ni más menos.
Ver y crecer
Cuando me enteré que Los Espíritus publicaban nuevo disco, allá por 2023, me dispuse a escucharlo. Era interesante indagar en la obra que vendría después de Caldero (2019) y de una serie de experimentos pandémicos dados en llamar Sancocho Stereo.
La montaña no me defraudó, eso que tengo vértigo. Por el contrario, me dejó el eco de canciones que, uno no sabe cuándo, me encontraré cantando con la voz de la mente. Algo que puede pasar hoy mismo, en algún momento del año o dentro de un lustro en otro país.
La canción que más se me pegó fue La fuerza. Aplica a la temporada estival que estamos atravesando en la Argentina. Marqué este fragmento:
Sólo quiero ver
la fuerza del verano (cansado) siempre
a tu lado
oír las olas
*oírlas solas*
Y este otro, capital para nuestra búsqueda:
La raíz
está en lo hondo
y en lo hondo estoy
La raíz está en lo hondo
y en lo hondo estoy
sólo queda crecer
Preguntas
Yo descubrí a Calamaro por Los Rodríguez. Fija. Nacho -cuando le decíamos Igna- se encerraba en su pieza del departamento de barrio “El Pozo” para trabajar en Autocad y armar sus maquetas. Iba a ser arquitecto, como el padre, mi padre, nuestro padre. En una entro y suena alguna de estas tres canciones: “El jugador”, “Dulce condena” o “Mi rock perdido”. Mi imagen mental es la de Milhouse jugando Apocalipsis: viento, luz azulada, cabellos al viento, omnipotencia.
Pasaron los años. En el Día de la Madre de 1997 le regalamos a mamá Alta suciedad. Le encantaba -le sigue encantando- Flaca.
Cuando escuché La fuerza fue la palabra raíz la que me llevó de la mano a Flaca. El fragmento anterior y el que le sigue se troquelaron y ya no pude separar uno del otro, se me juntaron las dos piezas musicales en el cancionero de mis ideas.
Lejos en el centro
de la tierra
las raíces del amor
donde estaban
quedarán
Para colmo se me ocurrió hurgar. ¿Qué pasa si, en lugar de afirmar, Andrés eligiera preguntar? El resultado sería algo así:
Lejos en el centro
de la tierra
las raíces del amor
¿dónde estaban?
¿qué darán?
Bonus 1
Hace unos años conversé telefónicamente con Maxi Prietto para Peces en el Aire. Hablamos de Andrés, específicamente de El salmón. Cuando Calamaro cumplió 60 escribí una crónica para El Litoral. Me quedé con algo que me había dicho el cantante de Los Espíritus. Manejaba de noche por el sur argentino. Casi dormido, escuchó los cinco dedos de El salmón. Me terminó confesando: "Las letras largas, casi recitadas, me hacían sentir que alguien me estaba hablando".
Bonus 2
El primer Bicho redactor fue dedicado a la memoria de Pau Donés. El día que falleció el cantante de Jarabe de Palo, Calamaro le rindió un tributo en sus inolvidables vivos de Instagram. Allí habló de la conexión espacio-temporal y semántica de sus dos hits noventosos (Flaca y La flaca) y las fundió en una misma canción como podés ver aquí.
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